- Acusan comunidades Na Savi, Me’phaa y Nauas persistencia de campamentos de desplazados, a más de 30 días del inicio de las lluvias.
- Señalan insuficiencia de la atención gubernamental brindada a la Montaña; alertan sobre posible crisis alimentaria.
- La identidad indígena de la región exige al gobierno el diseño de programas interculturales con participación directa de las comunidades: Tlachinollan
México D.F. a 23 de octubre de 2013.-
 Representantes del Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña de
 Guerrero, que articula a más de 100 comunidades afectadas por la 
tormenta Manuel y el huracán Ingrid, denunciaron hoy en la Ciudad de 
México que a más de un mes de que inició el desastre natural en Guerrero
 persisten en los 19 municipios estragos que no han sido atendidos por 
las instancias gubernamentales, sin que se hayan generado mecanismos 
para garantizar la participación de las comunidades en los trabajos de 
reconstrucción.
 
En conferencia de prensa celebrada en 
las instalaciones del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro 
Juárez, cerca de 40 representantes comunitarios de los pueblos Me’phaa, 
Na Savi y Naua de la Montaña recordaron cómo las lluvias azotaron la 
región sin que hubiese ningún aviso previo sobre la magnitud de las 
tormentas que se avecinaban. Asimismo las y los representantes del 
Consejo, surgido a iniciativa de los afectados para dar voz a las 
comunidades, refirieron cómo fue preciso apelar a la opinión pública y a
 la solidaridad civil para denunciar los daños causados por el meteoro 
en los municipios indígenas de Guerrero, ante la indiferencia 
gubernamental que prevaleció los primeros días.
En un corte informativo provisional y 
actualizado, a efecto de presentar a la sociedad datos de contraste 
frente al Informe gubernamental que se presentará en breve y con la 
intención de mostrar que la crisis humanitaria no se ha superado, las y 
los representantes del Consejo de Comunidades Damnificadas enfatizaron 
su preocupación en torno a los siguientes temas:
·         Fallecimientos. El 
número exacto de decesos es aún incierto pues la información no ha 
terminado de recopilarse. Sin embargo, es posible afirmar que se 
verificaron alrededor de 40 fallecimientos tan solo en la región de la 
Montaña. Si se considera que el total de fallecimientos que dejaron las 
tormentas asciende a 130 personas y que en Guerrero se reportan 78 en 
las cifras oficiales, las muertes de hombres, mujeres, niños y niñas 
indígenas de la región representarían casi una tercera parte del total 
nacional y prácticamente la mitad del número de decesos en el estado, lo
 que confirma la magnitud de la tragedia en la Montaña. Respecto de las 
familias de las personas fallecidas, no se han entregado hasta ahora 
apoyos específicos para quienes sufragaron gastos extraordinarios o 
perdieron a quien era la única fuente de ingresos.   
·         Campamentos. La 
situación sigue siendo crítica pues las y los habitantes de comunidades 
como Filo de Acatepec, Unión de las Peras, El Tejocote, La Lucerna, 
Moyotepec, El Tepeyac y San Miguel Amoltepec permanecen en calidad de 
desplazadas, viviendo en precarios campamentos crecidos a las orillas de
 los caminos. Respecto de las comunidades desplazadas, que en su momento
 el propio gobierno estatal estimó se elevaban a 215, es urgente la 
realización de estudios geológicos que, en diálogo y consulta con las 
comunidades, permitan determinar si se precisa su reubicación o bien si 
es conveniente realizar obras en las comunidades para contrarrestar el 
reblandecimiento de los suelos. 
·         Caminos. Luego de que 
colapsaron las principales arterias de la región, las autoridades han 
publicitado la apertura de casi la totalidad de los caminos de la 
Montaña. No obstante, rutas de vital importancia permanecen cortadas 
como la parte baja de la carretera Tlapa – Marquelia, de Tres Marías a 
El Rincón; o bien como el camino intermunicipal que conecta a 
Huehuetepec, municipio de Atlamajalcingo del Monte, con Chilixtlahuaca, 
municipio de Metlatónoc. Esto pese a que las autoridades reportan un 60%
 de avance en este rubro. Aunado a ello, la apertura de los caminos está
 teniendo un carácter provisional pues en municipios como Acatepec, las 
nuevas lluvias generadas por el huracán Raymundo han vuelto a colapsar caminos recién abiertos.   
·         Vivienda. Las 
afectaciones causadas por las lluvias ocurrieron en prácticamente todas 
las comunidades. No obstante, los padrones de daños que se levantan bajo
 la coordinación de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y 
Urbano (SEDATU), únicamente están considerando las casas que sufrieron 
pérdida total y no aquellas donde se generó una afectación estructural 
permanente. Este proceder aumenta los riesgos para quienes siguen 
viviendo en sus casas por no ser beneficiarios de los programas 
gubernamentales y no tener a dónde ir, como lo puso en evidencia la 
muerte de un menor de edad en Tlacoapa acaecida el 28 de septiembre de 
este año, quien falleció cuando colapsó un muro de su casa que había 
quedado dañado tras las tormentas.   
·         Alimentación. La 
inmensa solidaridad nacional e internacional ha permitido a algunas 
comunidades de la Montaña enfrentar la carestía más inmediata. Sin 
embargo, la pérdida de la siembra de este ciclo agrícola y el desabasto 
que se presenta en la red de DICONSA, pueden conjugarse para generar en 
el corto plazo una crisis de abastecimiento de maíz capaz de traducirse 
en hambruna, dado que como es sabido éste es el componente central de la
 alimentación de las comunidades. Recientemente, las autoridades 
informaron que se han comenzado a surtir 117 toneladas de maíz en la 
región y que se pretende alcanzarán al final del año las mil toneladas, 
además de que se han surtido 100 toneladas de arroz; no obstante, en las
 comunidades el desabasto es palpable y la necesidad de diseñar un 
programa emergente de distribución extraordinaria de maíz es una 
realidad, que ya está repercutiendo en un aumento del numero de familias
 que se ven obligadas a migrar como jornaleros agrícolas o a los Estados
 Unidos.   
·         Uso político de los apoyos.
 Las denuncias sobre el uso político de los programas emergentes han 
sido recurrentes. En el municipio de Acatepec, por ejemplo, autoridades 
indígenas tuvieron que abrir por la fuerza la bodega municipal donde el 
Ayuntamiento acumulaba arbitrariamente despensas que la población 
requería ante el desabasto de los productos de la canasta básica. 
Igualmente, en prácticamente todos los municipios de la región se ha 
denunciado que las comunidades que no se adscriben al partido que 
postuló al munícipe en turno han sido relegadas de los apoyos.  
Respecto de estos puntos de 
preocupación, que develan los siglos de olvido en que la Montaña ha sido
 relegada, las y los integrantes del Consejo de Comunidades Damnificadas
 externaron que desde la conformación del mismo se han buscado 
propositivamente acercamientos con las autoridades federales para 
formular sus planteamientos y que incluso sostuvieron reuniones con la 
Secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, y con su 
enlace en la región el Subsecretario Javier Guerrero. No obstante, 
señalaron también que ante la persistencia de situaciones que requieren 
atención urgente, se han visto orillados a acudir a la Ciudad de México 
para difundir lo que ocurre en la Montaña y demandar un plan específico 
de atención integral para la región. 
Por su parte, el Centro de Derechos 
Humanos de la Montaña Tlachinollan destacó que en una región indígena 
como la Montaña, la atención gubernamental a la emergencia humanitaria y
 a la reconstrucción deben incorporar pautas de interculturalidad, 
comenzando por reconocer que son las comunidades y no los ayuntamientos 
los verdaderos referentes identitarios de la gente, de suerte que éstas 
componen el tejido social de la región y su plena participación debe 
garantizarse en la toma de decisiones gubernamentales. En este sentido, 
Tlachinollan insistió en que así como se apeló a la sociedad civil 
cuando se requirió su solidaridad para los acopios, en la fase de 
reconstrucción se deben abrir espacios para que la misma sociedad pueda 
efectuar sus labores de observación y contraloría social, pues sólo de 
este modo se puede inhibir la corrupción. Lamentablemente, señaló el 
organismo civil, esta perspectiva no está prevaleciendo en el diseño del
 Consejo Estatal para la Reconstrucción de Guerrero, constituido por el 
Presidente Enrique Peña Nieto recientemente, donde la participación 
ciudadana brilló por su ausencia, lo que preocupa de manera especial en 
una entidad donde las autoridades estatales cuentan con un amplio 
historial de corrupción como lo es Guerrero.
Por ello, en la conferencia de prensa se
 anunció que el Consejo de Comunidades Damnificadas entregará el día de 
hoy ante diversas autoridades federales la información difundida, a 
efecto de seguir evidenciando la situación que prevalece en la Montaña.
Finalmente, de manera conjunta el 
Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña y Tlachinollan 
externaron su agradecimiento a la sociedad civil, por las múltiples 
expresiones de solidaridad recibidas a partir del paso de la tormenta 
Manuel y el huracán Ingrid. Y reconociendo que el panorama a futuro es 
sombrío y preocupante, llamaron a la sociedad mexicana a no permitir que
 se invisibilice la situación de la región y a exigir que se atiendan 
las causas estructurales que mantienen en la marginación a miles de 
familias indígenas en la Montaña, pues de lo contrario la temporada de 
lluvias del próximo año generará de nueva cuentas las mismas 
afectaciones.
 


 
 
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