martes, 6 de noviembre de 2012

Los mega-proyectos y los pobres en Oaxaca



Rubén Mújica Vélez  Martes, 06 de Noviembre de 2012 08:27 hrs, por Rubén Mújica Vélez
Los “megaproyectos” para el “desarrollo” de México, siempre han exigido una cuota: el sacrificio de los indígenas, de los campesinos. El “desarrollo” como “la bola” revolucionaria, se ha llevado entre las espuelas a los mexicanos pobres. En toda la historia y en todo el país.

Recordemos el “desarrollo rural” del Valle del Yaqui en Sonora derivó que las obras de riego enriquecieran a los agricultores “modernos”-los legítimos herederos del “Manco” Obregón patriarca del “desarrollo” rural-que proliferaron en la ciudad que lleva su apellido, mientras los yaquis eran marginados de los beneficios de la mayor producción de tierras que eran su patrimonio. Lázaro Cárdenas programó una obra para beneficiarlos; los ingenieros corruptos, la construyeron en la otra orilla en beneficio de los “agricultores modernos”. Como singular burla, a su organización los agricultores poderosos la llamaron “Cajeme”, nombre de un jefe yaqui.


“Megaproyectos” despojadores de los indígenas, han sido como la anterior todas las presas hidráulicas; han derivado en el “reacomodo” de grandes grupos…de pobres, naturalmente. En todo el territorio nacional ha acontecido igual. Oaxaca no es la excepción: las presas de Temascal y Cerro de Oro, fueron construídas despojando a los pueblos originales de sus tierras. Los chinantecos en la región del Papaloapan tuvieron que emigrar a suelos extraños; Uxpanapa o sur de Veracruz, a trabajar tierras con menor calidad que, forzados, dejaron. En la presa Cerro de Oro quedaron tierras libres en el embalse; el agua no subiría tanto. En vez de devolverla a los indígenas se entregaron a ricos ganaderos de la región, después burócratas estatales. Doble agresión a los indígenas.

Otro caso fue Huatulco. Empezó despojando a los pescadores que por decenios usaron las playas para su sustento. Con promesas múltiples los arrinconaron en “El Zapote”. Pasaron los años y los escasos servicios los confinaron a la miseria: se convirtieron en meseros de los grandes hoteles, españoles y de otras nacionalidades. Ahora, agotadas las bahías huatulqueñas, los modestos cooperativistas de la playa “Conejos” fueron arrinconados en la de “El Maguey”. Cuando la avaricia de los extranjeros se amplíe a esta última, ¿adónde irán? Dicen los burócratas y economistas a sueldo que eso es “desarrollo económico”.

Hace justamente diez años, la empresa Desarrollo Acuícola Oaxaca Pacífico, apadrinada por Diódoro Carrasco, pretendió establecer granjas camaronícolas en las costas istmeñas. Los habitantes de las comunidades lagunarias se organizaron. Dieron fuerte y talentosa pelea. Casualmente participé en esa experiencia de grata memoria. El argumento principal que manejé se refería a la aberración de crear granjas en donde existen de manera natural. Varios ciudadanos fueron perseguidos, encarcelados injustamente y después de meses, liberados. Los pueblos triunfaron; se canceló el ambicioso proyecto.
Pero la avaricia de los poderosos no cejó. Se desató en torno a los “energías renovables” y el uso productivo de las corrientes de aire regionales. La aprobación original de “líderes sociales” rezumaban cochecho. Después se inconformaron y ahora, nuevamente se sujetan al interés de las empresas extranjeras. Revelan corrupción.

Peor. La anuencia inicialmente pasiva del gobernador del estado, después activa, al disponer que la fuerza pública reprima a los pobladores inconformes con los “ventiladorzotes” y sus consecuencias, además del despojo de sus tierras. El secretario general de gobierno, ufano, declaró que en la protesta en Álvaro Obregón había “gente extraña” (¡infiltrados!) y solo 8 o 9 pobladores. Los mismos “argumentos” de siempre. ¿Cuándo se pondrán a favor del pueblo?
Como cereza del pastel ahora se contrató a la empresa “Corte Internacional de Arbitraje Ambiental” que regentea desde hace decenios el hábil Ramón Ojeda Mestre, para proporcionar asesoría, soporte técnico y ¡balances ambientales!, (¿con qué se come?) “que armonicen las actividades productivas que realizan las empresas con el entorno ecológico en el que se desarrollan”. Ojo ¿y los pueblos? O ¿será más importante “Don Entorno Ecológico” que los seres humanos? Don Ramoncito Ojeda, no sabe de los pueblos.

Varias preguntas. ¿Por qué hasta que se ha revelado el conflicto social grave que originan las empresas extranjeras, se contrata asesoría y etc, etc, para “armonizar las actividades productivas de las empresas”? ¿Por qué hasta que se está “ahogando el niño huave”, se buscan los servicios de un empresa que confiesa que viene a “garantizar” la explotación “limpia” de los recursos de la región?
En España se usan los mismos medios para generar energía. Pero en zonas altas, en tierras sin uso agrícola o pecuario. ¿En el Istmo de Tehuantepec? Se construyen destruyendo a los pueblos, asediándolos con la represión y…elevando el encono y el conflicto social. ¿Se desatará y quién será el guapo que la detenga?

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