Grupo de promotoras
y promotores comunitarios, llamado “Setitore
Nolinijke Tikilnajmiki Uan Tijneki se Tlalli Chipahuak”
Este 9 de junio se llevó a cabo el 1er Taller
Comunitario en Defensa del Maíz Criollo en la comunidad nahua de Xalpitzahuac
del municipio de Atlixtac en la Montaña de Guerrero. Asistieron alrededor de 70
personas entre mujeres y hombres de diversas edades.
El taller fue convocado por Grupo de promotoras
y promotores comunitarios, llamado “ Setitore
Nolinijke Tikilnajmiki Uan Tijneki se Tlalli Chipahuak” que en español significa “Recordamos y
queremos una tierra limpia”.
Para los integrantes del Grupo es de vital
importancia conservar la riqueza de las semillas criollas y en especial de las
cerca de 60 razas de maíces mexicanos ante la amenaza que representan las políticas
públicas del Estado mexicano el cuál ha permitido la siembra experimental de
maíz transgénico en casi 33 mil hectáreas del territorio nacional.
El taller contó con la presencia de las
Autoridades locales representadas en el comisario Pedro García y los
principales de la comunidad. El colectivo propició que este espacio comunitario
fuera de diálogo y reflexión con momentos de exposición, de trabajo en equipos,
de proyección de un video y apoyado con música en torno a la temática.
Pascuala Flores integrante del Grupo de
promotoras compartió a la comunidad algunas mentiras en torno a los
transgénicos, destacando que estos no mejoran la producción comunitaria sino
que su interés principal es maximizar las ganancias de las agroindustrias y
terminar con la producción del pequeño productor agrícola. Además recalcó que
permitir cultivos transgénicos es contaminar el mundo.
El Sr. Pablo dijo que los transgénicos llevan
años en nuestras comidas y que tristemente los hemos
aceptado por ser lo más fácil, como “La
maruchan” que se hace rápidamente pero que no nos nutre. Por eso debemos
tener conciencia y dejar de consumir esa cosas.
Por otra parte, algunas personas coincidieron
en que no es tan fácil dejar productos agrícolas como el “Gramoxone”, ya que desde hace como 40 años en que llegaron los
químicos las personas del campo se acostumbraron a su uso porque es más fácil
aplicar el químico que trabajar limpiando a mano.
Otro de los retos que se ven a nivel
comunitario es que aquella costumbre en donde se apoyaban uno a otro se sigue
dando pero antes se compartía el atole y calabacita pero ahora eso se ve como
algo malo porque la gente prefiere que le den su “coca-cola”, así que
es importante revalorar los productos naturales propios de las comunidades.
Parte de las ideas generadas en colectivo por
las personas de la comunidad para rescatar la siembra son: recuperar las formas
de como los abuelitos les enseñaron la siembra, tratar de no comer comida
chatarra, seguir sembrando y cuidando nuestras semillas, seguir unidos como
pueblo, aprender a hacer abono natural y orgánico y seguir compartiendo como
comunidad.
Quedó el acuerdo de continuar con este tipo de
talleres cada mes o dos meses para que la comunidad aprenda alternativas de
abonar orgánicamente y conservar el maíz criollo.
Procesos Territoriales
12 junio de 2013
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