Doña Irene García es una mujer
totonaca de 61 años; toda su vida ha vivido en la comunidad de Ignacio Zaragoza
en el estado de Puebla. Es catequista y una mujer que habiendo sido hija única,
ha sabido sobreponerse a las distintas calamidades, carencias y pérdidas a lo
largo de su vida. Actualmente participa en el plantón que su comunidad ha
establecido en la entrada del pueblo como un acto de resistencia, para evitar
el acceso de las maquinas excavadoras de la compañía Grupo México. Dicha
empresa, pretende construir en las tierras de los pobladores, campesinos
modestos, una hidroeléctrica en el río Ajajalpan, para autoabastecer de energía
los proyectos mineros que tiene en distintos estado del país.
Desde el 5 de diciembre del año
pasado, la señora Irene y otras mujeres del
pueblo han permanecido en el platón para no dejar pasar las maquinas, ni gente
de la empresa. Todos los que se han manifestado públicamente coinciden en que
no hay ningún tipo de permiso para que realizar obras. Las manifestantes
expresan: “Hemos abandonado nuestra casa por estar en el plantón, yo pienso que
no nos respetan, por eso las mujeres ya estamos aquí. Hemos traído nuestra masa
y nuestra azúcar; no se puede estar tranquilo porque hay algo que nos hace
sufrir y pensar". Y alguien más afirma: “Yo no quiero esa máquina y ese trabajo
hidroeléctrico. Nosotros somos de acá, es nuestra tierra, es de dios, la gente
siempre necesita terreno porque no estamos volando como los pájaros”.
Doña Irene quiere mucho al río,
sabe que si lo dejan perder o no se lucha por él, será una grave tragedia para
su pueblo. Con llanto en los ojos Irene recuerda como el río dio vida y
alimento a su familia en momentos de enfermedad y carestía de alimento. “Las
plantas alrededor del río y los peces abastecieron a su familia”. Entre sus recuerdos,
no deja de indignarse: “¡Es nuestro derecho pelear, tenemos derecho!, ¡porque
nos pisotea la ley, no hay que dejarnos, no hay que permitir que se metan!, ¡No
queremos que se acaben nuestra aguas! ¡No quiero dinero, ya varias veces he
dicho no quiero dinero aunque me ofrezcan hasta donde ya no lo conozco!”.
Escucha el testimonio de María Irene García
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